He despertado, Adán mío,
y te encontré enfadado
con la simpática reptil
que te tienta con manzanas.
Sabe que quieres los postres
dulces y siempre helados.
Sabes que pecarás siempre
en las faldas de las damas.
No me importa, Adán mío,
compartirte con las ninfas
y con alguna amapola.
Sólo me importa ser
tu Eva inolvidable
en tus sueños inconfesables.
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