Tan ateo tan creyente
en el Dios de tu cartera
vas a Roma a buscar
entre las piedras serenas.
¿Qué buscas, Adán querido?
¿Una diosa o una sirena?
¿Quieres ser emperador
o un bárbaro cualquiera?
Perdona que no me sume
a tu excursión siniestra.
Prefiero el paraíso
donde tú eres Adán
y yo tu Eva primera.
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