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Cómo ahorrar luz en casa

Casi todas las pilas que compro son recargables. Las hay de muchas marcas, también de marcas de distribuidor, pero las mejores son las de Cegasa, una marca que es sinónimo de calidad para mí. 

Las Pilas Recargables Cegasa HR03 AAA RTU 800mAh las encuentras a vender en muchas tiendas. Yo las suelo comprar en supermercados. La última vez que las compré me costaron 7,99 euros. No son unas pilas baratas, pero te salen baratas porque las puedes recargar y te duran tiempo y tiempo. 


Las venden en packs de 4 pilas. Son packs que no llaman mucho la atención. No se diferencian de los envasados de pilas normales. Tanto es así que, si no te fijas, puedes llevar estas pilas pensando que son unas alcalinas normales. Es lo que le suele suceder a mi suegra. Nunca sabe que pilas compra porque los envases son iguales. 

Estas pilas te valen para la cámara digital, el PDA, el reproductor de MP3, el MP4, etc. Yo se las estoy poniendo a una cámara digital. Con estas pilas la tengo cargada durante más tiempo. Hay una gran diferencia con las pilas normales que enseguida se acaban. 

Os recomiendo las Pilas Recargables Cegasa HR03 AAA RTU 800mAh por el buen rendimiento que tienen. He notado que duran más una vez que las has cargado varias veces. En las primeras cargas que les haces te duran esas cargas menos que las posteriores. Una ventaja a tener muy en cuenta. 

Os recomiendo también comprar el probador de pilas que te venden en algunas tiendas. Yo lo compré con las Pilas Recargables Cegasa HR03 AAA RTU 800mAh. Así sé cuánta carga les queda.

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Los amores de Adán y Eva

Llegué a tu paraíso
y casi caigo del susto
al ver un zoo montado
a la puerta de tu choza.

Las jirafas se reían
de la mona y de la zorra,
un lobo acunaba erizos,
los gatos bailaban locos.

Aquello era el caos
de la fauna en la flora
y tuve que echar ganado
del parque de los tesoros.

¿Qué habías ideado,
Adán mío, tú tan solo?
Sin tu Eva tus empresas
son un fracaso rotundo.

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La Reina del Póker

Juego al póker el canario,
un perro que fue regalo
del novio que nunca quise,
la manta y los zapatos.

A las doce de la noche
yo recojo las ganancias
con mis manos aferradas
a la suerte de los dados.

Sigo jugando el tiempo,
mi ruina y la esperanza
sobre el tapete verde
que huele a desengaños.

A las tres de la mañana
salgo helada y cansada
tras ganarle a un ruso
una casa en la playa.

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Los amores de Adán y Eva

Hoy iba a ir a tu cueva
y cambié el itinerario
para evitar el pozo
en el que sólo tu nadas.

Adán mío, yo te quiero,
pero tengo otro trabajo.
El amor es una sopa
de letras que no me sacia.

Esta Eva enamorada
necesita más manjares
para saltar del subsuelo
al cielo donde la amas.

Mañana tal vez regrese
a tus cortinas bordadas
por mis dedos de poeta
para cubrir tus ventanas.

Tú espera, Adán mío,
espérame como sabes:
llorando por mi ausencia,
riendo al ver mi llegada.

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Las Navidades de Adán y Eva

La cena de Nochebuena
será como un banquete
con la novia disfrazada
y el novio sin creerlo.

Te llevaré el marisco
más congelado que encuentre,
un queso de oveja tierno,
las nueces y las almendras.

Llegarán los recaderos
arrastrando un cordero,
la vaca que fue lechera,
una cabra y una oveja.

Traerán las flores rojas
que nacen por el desierto
para hacer la colonia
floral que huele a pétalos.

Seremos tú y yo, Adán mío,
los señores de los huertos
donde nacen las patatas
entre lechugas y setas.

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Las Navidades de Adán y Eva

Llego a tu paraíso
buscando un buen turrón
y sólo hay higos pasos
y un trozo de melón.

Has olvidado, Adán mío,
la Navidad y el licor.
Menos mal que yo te traigo
el champán más borrachón.

Levanta todas las copas
para brindar con amor
por esta Eva que llega
a tu pesebre de Dios.

Voy a cantar sin micrófono
en la cueva del amor
para que el eco te lleve
el lirismo de mi voz.

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Los amores de Adán y Eva

No puedes vivir sin esta Eva
que quiere ser siempre tu Reina.
Añoras mis besos y caricias,
te mueres por perderte en mis piernas.

Querías quedar en mis minutos
de gloria bajo las estrellas
cuando un verso es un suspiro
y un suspiro inicia un poema.

Me quieres y te quiero, Adán mío,
y no me importa esa serpiente
que asoma el pecado con la lengua
comiendo el manzano de las peras.

Acerca tus labios a los míos
para saborear esta manzana.
¿Qué importa que cueste el paraíso?
El precio lo pagan los cobardes.

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Los amores de Adán y Eva

Sé que me quieres cuando miras
la matrícula de mi viejo Seat
y buscas por los listines de teléfono
el nombre de tu Eva, la primera.

Me quieres, Adán mío, no lo niegues
con esa borrachera de veneno
que lleva a tus labios la manzana
tan roja como rojos son los celos.

Somos Adán y Eva enamorados,
una pareja cincelada en barro,
el hombre de arcilla y su costilla,
los primeros en descubrir una cama.

Vivimos la noche abrazados
debajo de las sábanas de helechos.
Vivimos el día distanciados
entre la caza y nuestra cueva.

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Los amores de Adán y Eva

Te amo como tu Eva enamorada
de la cueva que habitas, amor mío.
Esas paredes cavadas en la roca
son el único hogar que yo ansío.

Me imagino cocinando amapolas
con la última caza que trajiste
y me siento la chef del paraíso
antes de parir a esos dos hijos:
un Abel digno de altares
y un Caín digno de un despido.

No puedes imaginar cuanto te amo
ni puedes sentir estos volcanes
que devoran con su fuego los océanos
donde nadas, Adán mío, naufragando.

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Los amores de Adán y Eva

Dime que me quieres, Adán mío,
ahora que vuelvo a ser tu Reina
en este paraíso de manzanos
lleno de tentaciones en sus ramas.

Deja que acaricie cada hoja
que tú conviertes en dinero.
Quiero oler todos tus dólares
y agarrar todos tus euros.

Podremos abrazarnos en el banco
donde guardas tus emolumentos,
besarnos asomados al Atlántico,
caer en la playa del Deseo.

Dime que esperas a tu Eva
igual que me esperabas cuando era
la Reina de Egipto que abría
tus sábanas con mis parlamentos.

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Los amores de Adán y Eva

Salgo a pasear y te encuentro
buscándome como el lobo
buscaba a Caperucita
cuando moría de hambre.

Te dejo con la sonrisa
de un peludo cuatro patas
y sigo con mis paseos
entre los escaparates
donde se anuncian tus copias
en las mejores rebajas.

Adán mío, no eres único
en mi postre ni en mi casa
desde que encontré comidas
con el chef más de mi parte.

Te soy infiel y me eres
infiel comiendo manzanas
en los árboles declarados
troncos libres del pecado.

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Los amores de Adán y Eva

Hoy te he visto, Adán mío,
tan feliz como solías
cuando tu Eva cocía
juntas tus dos zapatillas.

Rodeado por los peces
que nadan en tus estanques
hablabas como un niño
le habla a los caimanes.

Escuchaban las orejas
de las merluzas más grandes
y unos grillos ponían
banda sonora en tu casa.

Casi bailo con la escoba
al oír tanta parranda,
pero detuve mis pies
para no ser otra esclava.

Los amores de Adán y Eva

Adán mío, en tu cueva
no me encuentras levantada
y piensas que soy tu bella
pegada entre dos sábanas.

Tus labios rozan mi cara
maquillada por mis manos
hasta comer en mis labios
el barato pintalabios.

Rosa fresa, fresa rosa
va mi boca a tu boca,
tu lengua se va pintando
de rosa chicle pasteloso.

Nuestro mundo es un mundo
rosa que te quiero rosa
con la hadas zapateras
tocando nuestros relojes.

Adán mío, yo te quiero
como costilla hermosa
y me siento hueso tuyo
y te siento primer hombre.

Los amores de Adán y Eva

Sigo siendo tu Eva enamorada
cuando pienso en tu paraíso
lleno de palmeras grandes,
sobrado de fiesta y risa.

¿Cómo no enamorarme
de la cueva que habitas
con la abundancia y el orden
sobre el mantel de puntillas?

Me siento como una Reina
a la mesa de un castillo
lejos de días de guerras
en campos de cocodrilos.

Tú, Adán mío, me miras
y callas lo que no dices
mientras yo pinto mi cara
con pinturas de Altamira.

Sé que querrías pintada
la cueva con los recuerdos
de la fauna que comimos
y por eso no la pinto.

Los amores de Adán y Eva

1

He soñado contigo, Adán mío,
desde mi cueva desierta y olvidada
por las fotocopias de hombre
nunca iguales en tu magia.

Soñé que venías a quitarme
la manzana del pecado de la mano.
¡Qué miedo tuve al pensar
como una mujer sin pecados!

No dejé que tus manos arrancaran
la piel de la sabrosa manzana
en el árbol donde la serpiente
enrosca su cuerpo en un abrazo.

Grité que quiero ser la Eva
del cuerpo desnudo y sin ropajes
la primera mujer que ha salido
de esa costilla que te falta.

Yo soy, Adán mío, esa Reina
de los día abiertos a tu hambre,
un plato de marisco que te huele
a fresa y a limón y a más ganas.

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2

Abrazarte es abrazar el paraíso,
tenerte es tener a un millonario,
gozarte es comer el chocolate
prohibido por la Señora Báscula.

No sabes lo que amo tus silencios.
No sabes cuanto quiero tus abrazos.
No sabes que sueño con tus besos.
No sabes lo es enamorarse.

Soy la Eva que corre al oírte
y vuela desde el suelo hasta el aire
para subir al avión cuando te lleva
a esos negocios de empresario.

Eres el Adán que yo buscaba
antes de salir de tu costilla.
Soñé contigo cuando era
un proyecto para el paraíso.

La diosa de tus noches

Eres, amor mío,
igual que el ocaso
que va a hundirse, lentamente
triste, por el acantilado.

Se te ha ido la diosa de tus noches
y es el recuerdo de mis sueños imposibles
y, perdidos, en mi páramos desierto
en el caos de la primavera todavía verde,
la volcánica plenitud que te abraza.

No, no digas nada. No es el momento.
Todo ha acabado y fue en su tiempo
mas no lo fue porque aún te amo.

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Los amores de Adán y Eva

1

Me vestí de amarillo
como el canario que pía
cuando llegas a tu cueva
con un traje de torero.

A mi cabeza subí
el gorro de una fiesta
y me dejé la sonrisa
pintada con una fresa.

Me viste y desmayaste
tu cuerpo sobre la acera
tan largo como un tanque
que no dispara en la guerra.

Corrí sobre mis tacones
a socorrer tu aliado
con mis besos de sirena
fuera del profundo océano.

Adán mío, tú morías
y yo moría al no verte
la sonrisa que regalas
a tu Eva más perversa.


2

Yo te adoro, Adán mío,
igual que a un monumento
y no puedo olvidar
lo mucho que tú me quieres.

Arrancaste a costilla
que fue mármol de mi cuerpo
en las manos del Señor,
Dios de nuestro Universo.

Esperaste a que saliera
tan mujer de ese hueso
cuando estabas tan solo
entre animales fieros.

Sólo pude enamorarme
del hombre de las cavernas
al verte sin los ropajes
que escondían tu cuerpo.

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Mis amantes pasajeros

Estoy saciada de ti
en esta noche desierta
con el viento en la ventana
pidiendo otros amores.

Sabes como los pepinos
verdes cuando se recogen
bajo el agua de la lluvia
que chorrea ilusiones.

Hueles como huele un día
de baile sobre las rocas
al ritmo de una flauta
que tocan los pieles rojas.

Pero no eres el tesoro
redondo en sus acciones
que conocí un invierno
cuando soñaba con otro.

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Mis amantes pasajeros

Un corazón de bombillas
pegado a un espejo,
la mesa con tantas flores
como el jardín de Luis XX.

Llegó la música leve
abrazando a las velas
que olían a incendio
posado en reposavelas.

Me sobraba el ascensor
para oír tus te quiero
sobre una pajarita
que te ajustaba el cuello.

Yo quería una noche
sin 14 de febrero
comiendo la misma cena
que un día de Nochebuena.

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Mis amantes pasajeros

Nos abrazamos bajo las sábanas
que huelen a cocido madrileño.
Vamos descubriendo el hogar
de dos cuerpos tirados al consuelo.

Lejos, está ella esperando tu regreso.
Cerca, estamos olvidando sus penas.

Corre el reloj. Tocamos la utopía
de sentirnos místicos en un barrio
donde duerme la monotonía
de la tortilla de patatas y los cereales
que saben a desayuno de dos niños.

Amor prohibido sin amor es el nuestro.
Amor nacido en la nada de los cuerpos.
Amor que busca el último beso apurado.
Amor que grita el escándalo en las caricias.

Noches de pecado

No eras mi sueño y no era
tu sueño de mujer inacabada.
Abrías los ojos al no ver
a tu esposa adorada.

Pasara una noche lujoriosa
antes de caer en una nada.
Abrí las ventanas a la luna
y entró el azul del viejo astro.

Querías marchar de tu calvario
de árbol deshojado en un tallo.
Cerré las puertas a tus pasos
anudando las sábanas bordadas.

Quedaste, esperaste, escuchaste
el teléfono que te alarmaba.
Sabías que te llamaba ella.
Sabías que estabas en mi cama.

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Noches de pecado

Volvía tu mano a posarse
en mi mano enguantada.
Volvías a caer en las sábanas
bordadas por todos los pecados.

Me sentí la Reina del tablero
con un jaque mate en mis labios
y sellé con carmín cada palmo
de tu cuerpo abierto al abrazo.

Dejé que descubrieras las montañas
sobre el valle que tanto admirabas,
soñé con tus manos recorriendo
el camino hasta la mañana.

Quedó la noche dormida
en el borde de la cama
con las estrellas colgando
sobre tu boca de amante.

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Me sentí tu Reina

Me sentí la Reina
de todas tus fiestas
con otro vestido
cubriendo mi cuerpo.

Te pedí un beso
delante de ella
y dudaste tanto
que casi no besan
tus labios calientes
a mis labios ardientes.

No la vi huir,
pero se marchó
llevando las lágrimas
donde te ahogó.

Volvías a ser
mío y sólo mío.
Era la querida.

Volverás como vuelve el Rey Baltasar

No le pongo fecha a tu ida y vuelta
ni un horario fijo al próximo beso.
Prefiero dejar las puertas abiertas
a todos los trenes para el encuentro.

Volverás como vuelve el Rey Baltasar
con los regalos pedidos en Reyes.
Caeremos en la misma cama.
Viviremos bajo el mismo techo.

Vendrán los nuevos desencuentros.
Llegarán los años con factura abierta.
Te olvidaré un día, igual que a otros
que han habitado mis lunas llenas.

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Amor y celos

Mi mano se posó en otro hombre,
tus ojos traían la tormenta.
Quité mi mano pecadora,
quitaste los rayos de tus cejas.

Eras el pez que no huía
de mis redes de sirena.
Sentí el fuego que sentía
cuando me llamabas tu Reina.

Volverías al tablero buscando
los jaques mates de mi cuerpo
con todo tu yo entregado
a las sábanas bordados de deseo.

Caerías como caen los cobardes
en un vaso de ginebra
para ahogar en líquido
al olvido y al recuerdo.

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Mis amantes pasajeros

Te eché los brazos al cuello
y quitaste el lazo del cuello
sabiendo que yo sabía
tus ganas de luna llena.

Bajé los brazos y puse
la meta bajo la mesa
con un pie que escalaba
tu pierna con cinco dedos.

El teléfono te puso
a la fiel a la oreja
mientras mi pie alcanzaba
la locura en tu cuerpo.

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Mis amantes pasajeros

Me visto de princesa del mal cuento
con un vestido de muñeca Barby
y una tiara de doy mucha pena.

No me faltan los diamantes falsos
colgando alegres de mis dos orejas
ni un maquillaje digno de un circo
donde las princesas son sólo muñecas.

Recuerdas al verme nuestro paraíso
lleno de regalos de amantes viejos:
unas flores que olían a plástico,
unos bombones que sabían a queso,
las joyas más falsas que tocó un joyero.

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Mis amantes de Año Nuevo


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Volvieron los días de enero
con el frío rozando
el cristal del techo.

Regresó el mundo
a un día cualquiera
contigo llenando de besos
mis labios de gacela.

Volvió la cena más leve
tras la Nochebuena
que puso turrones
sobre nuestra mesa.

Estamos otra vez contando
los día que faltan
para separarnos
sin romper los puentes.

Mis amores pasajeros

Nadie hablaba de ti
en la fiesta de mi última pena.
Callaron a verme entrar
enfundada en mi vestido
de las transparencias
que me regaló Baltasar
un día seis de enero
envuelto por tus manos de rey mago.

No me preguntaron
si te había dejado
o si había sido abandonada
en tu lista de mujeres usadas.

Les vendí mi sonrisa
a todos los que se me acercaron
pidiéndome alegría gratis
para una borrachera 
de dos abandonos.

Y después marché
sin contar con un viajero más
en el coche que me llevó a soñar.

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