No trabajes, Adán mío,
en minas y en canteras
ahora cuando nos pagan
pro trabajos llevaderos.
Deja libres los andamios,
no pintes esas paredes,
olvida el sufrimiento
del trabajo y del esfuerzo.
Ha llegado el dinero
en abundancia a la cueva
y tú aún no lo crees.
Mira, amor, estos billetes
que huelen a mortadela
cortada por la serpiente.
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