Sueñas, amor mío, con la bonoloto
y consigues un premio millonario:
cinco números y un triste casi
que te priva de un buen yate.
Lo conseguirás, amor, te lo aseguro
con fe de creyente en los dados.
El azar besa tu camino
y yo te beso palmo a palmo.
Iremos en ese yate a Cancún
vestidos de novios con volantes
después de darnos el sí quiero
borrachos por el champán caro.
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