1
Olí tus billetes y sentí
la locura del orgasmo
en mi cabeza comunista
y en mi cuerpo enamorado.
Olían como huele el chocolate
dentro del pan que lo esconde
cuando el reloj marca las cinco.
Olí otra vez tu billetera
y me sentí como un perro
con un snack premiando
su sabio y buen comportamiento.
Olían tus billetes de quinientos
como huelen mis deseos:
a lo prohibido y eminente.
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2
Hablame de dinero, amor mío.
Dime que seremos millonarios.
Quiero contar tus euros negros
y blanquearlos en regalos.
No me importa ser la esposa
de un traficante de esclavos,
ni la mujer que adorna
tu mansión en Punta Cana.
Sólo me importa el dinero
y no pregunto su causa.
No me hables de negocios
que no traigan pasta a casa.
Tú trabaja como un hombre
para esta mujer que ama
los euros que me regalas.
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