No puedes vivir sin esta Eva
que quiere ser siempre tu Reina.
Añoras mis besos y caricias,
te mueres por perderte en mis piernas.
Querías quedar en mis minutos
de gloria bajo las estrellas
cuando un verso es un suspiro
y un suspiro inicia un poema.
Me quieres y te quiero, Adán mío,
y no me importa esa serpiente
que asoma el pecado con la lengua
comiendo el manzano de las peras.
Acerca tus labios a los míos
para saborear esta manzana.
¿Qué importa que cueste el paraíso?
El precio lo pagan los cobardes.
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