En tu cueva, Adán mío,
amanece más temprano
gracias al despertador
que truena en tu ventana.
Los rayos nos iluminan
y no aguantamos la cama
con el sueño ya perdido
por la tormenta que cae.
Hemos pecado, Adán mío,
y el paraíso se acaba.
Nos condenan al trabajo
más duro de las galaxias.
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Estamos obligados a ser felices por Navidad. son días, los navideños, de tregua obligatoria a las tristezas, problemas, dificultades económicas. modadebarrio.blogspot.com |
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