Soñé contigo anoche
¡y existías!
Salías con tu Sancho
por campos de Castilla
subido a Rocinante
y tu lanza blandías
ante la injusticia.
Yo fui tu Dulcinea,
tú mi Quijote fuiste,
herido por la pena
al ver las injusticias.
Corrí a abrazarte
al ver tu descobijo.
¿Dónde iba Rocinante?
¿Y Sancho dónde iba?
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Pedir perdón no es fácil. En nuestra infancia nos enseñaron nuestros padres y madres a pedir perdón. ¡Qué difícil era! A mí siempre me dio www.nocreasnada.com |
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