Nos quedaba el Far West
y allí fuimos andando
con botas de vaqueros
que nunca cabalgaron.
¿Un beso, señor Seriff?
Un beso bella dama.
Un negro me gritó:
guapa la chica guapa.
¿Estamos en América?
Parecía Holanda.
Tú sueña, vida mía,
dijiste a mi lado.
Dejé libres los sueños
borracha como estaba
y pedí otro whisky
al borde de la barra.
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