Poesía erótica

Hoy me has dicho

que existió otra

y anteriormente

también hubo otra,

después hubo una

que no cuenta mucho.

¿Qué número soy?

Dijiste ninguno

y me abrazaste

para hacerme única.

Bajaron tus manos

hasta mi cintura

y dejé que fueran

recto sin peaje

por la autopista

que prohíbo a algunos.

Te subí un beso

a la comisura

que sabía a tabaco

y olía a toses.

Descubrí en tus labios

los dientes de alguna,

saboreé la ruta

que otra lengua tuvo.

Te sentí usado

sin nueva escritura.

¿Cómo me sentiste?

¿Blanca amapola?

¿O tal vez la sabia

que en Alejandría

fue Reina del Mundo?

Tus manos subían 

recorriendo solas

la depilación

que llevó dos horas

con la hidratante

que aún olía

a rosas y flores.

¿Cómo me sentiste?

Dijiste que loca

y loca estaba

por ser la tercera

esposa de un hombre.

Lo supe el día

que firmamos juntos

una escritura

que rompo ahora

cuando yo te dejo

y tú me abandonas.

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