Choca tu copa con esta
copa llena de lamentos
por culpa de la manzana
que trajo el sufrimiento
al paraíso que Dios
construyó piedra a piedra.
No, no llores, Adán mío,
abrazando mi desierto
con tu oasis de ninfas,
delfines y más serpientes.
Quiero brindar sin cobayas
debajo de los pinceles
que te pintan tan bonito
como un cisne de ensueño.
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