Las Navidades de Adán y Eva

En tu paraíso corre

el champán de marca blanca.

En mi selva hay un caldo

que calienta las mañanas.

Te asomas a mi caldo,

me acerco a tu cava.

Una copa me revienta

la tempestad en la cama.

Destrozo las mantas rojas,

dejo a jirones las sábanas,

con la almohada mato lunas,

enciendo los candelabros.

Tú, Adán mío, te escondes

en la nevera desierta

y acabas congelando

mi ira con tu paciencia.

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