Poesías para mi gigoló

1

Mi abogado me mira

como mira un vasallo

a su Reina favorita

cuando viene de la guerra

con la paz en las mejillas.

Me habla de tantas leyes,

me dice algún artículo,

me anima a los pleitos,

me jura ganar juicios.

Con su voz de treinteañero

acaricia mis oídos

y empiezo a soñar la noche

cuando aún es mediodía.

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2

Lo amo así y ahora

y siento sus ganas

de escuchar mi prosa

que rima con todo

este mundo nuestro

tan mío, tan suyo.

Podría recitar sus leyes

quitando los números

de esos artículos

sin una reforma

desde que cayeron

firmes en los códigos.

Le hablo de herencias.

Me mira ansioso.

Me siento la Reina.

Se siente el lacayo

que lleva mis joyas.

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