Eres, amor mío,
igual que el ocaso
que va a hundirse, lentamente
triste, por el acantilado.
Se te ha ido la diosa de tus noches
y es el recuerdo de mis sueños imposibles
y, perdidos, en mi páramos desierto
en el caos de la primavera todavía verde,
la volcánica plenitud que te abraza.
No, no digas nada. No es el momento.
Todo ha acabado y fue en su tiempo
mas no lo fue porque aún te amo.
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